El libro del mes, consejos y tres cosas que definitivamente no necesitas, pero vas a querer.
Como agua para chocolate
Si tienes interés en leer el libro o ver la película, te sugiero que no sigas leyendo.
Recientemente terminé de leer el libro “Como Agua para Chocolate” de Laura Esquivel. Para aquellos que no estén familiarizados con la novela, narra la historia de una viuda con sus tres hijas en la época de la revolución mexicana en Piedras Negras. La trama se centra en Tita, la hija menor, quien tiene prohibido casarse debido a la antigua e injusta tradición de que su única responsabilidad en la vida es quedarse para hacer compañía y cuidar a su madre, una mujer despiadada y amargada por su propio pasado.
El punto crucial es que Tita se enamora de Pedro, y este también se enamora profundamente de ella. Sin embargo, debido a esta regla anticuada, la señora viuda termina casando a Pedro con la hermana de Tita. El resto del libro narra las décadas en las que Tita permanece miserable y alejada de su verdadero amor, teniendo que soportar a su hermana y a su madre hasta que, después de mucho tiempo, ambas mueren y finalmente puede estar con su amado. ¿Qué creen? La felicidad apenas dura una hora, ya que ambos mueren cuando finalmente pueden estar juntos.
Si alguien me hubiera contado de qué se trataba el libro, ni siquiera lo hubiera comprado. No solo suena como una novela, sino que también suena a pura tragedia. Sin embargo, la habilidad de la autora para enganchar al lector desde la primera página es lo que hace que te enamores del libro a pesar de la triste trama.
Con cada página que pasa, te encariñas más con Tita y sus platillos, te ríes con ella, sufres con ella, y mi parte favorita, cocinas con ella.
La parte fantasiosa de la historia es la idea de que, dependiendo del estado de ánimo con el que prepares un platillo, ese sentimiento se transmitirá directamente a la comida, y por lo tanto, cada persona que disfrute del platillo experimentará el mismo sentimiento que tenía la cocinera.
En una escena, Tita prepara el pastel para la boda de su hermana con lágrimas en los ojos. Estas lágrimas caen sobre la mezcla del pastel y, cuando los invitados prueban dicho pastel, todos comienzan a llorar inexplicablemente. De repente, todos sienten una melancolía inexplicable y la boda termina antes de lo esperado.
Aunque sea fantasía y algo exagerado, yo sí creo firmemente que el humor se transmite a los alimentos cuando los preparas. No es por nada que se dice que el ingrediente secreto de las abuelas siempre es el amor, o que una cocinera estaba enojada cuando alguna salsa resulta demasiado picante.
No necesariamente significa que la comida te quede mal si estás enojado o triste. Creo más bien que todo depende de la intención que le pongas al proceso. Se puede utilizar la cocina como una terapia para los días de desánimo, y mientras la intención que tengas para quien le vayas a cocinar sea buena, el resultado quedará tan delicioso como si se hubiera preparado en el mejor de los días.
Claramente no existe ciencia para respaldar estas teorías. Dependerá de cada quien decidir si cree que el estado mental e intención del cocinero tienen el poder de afectar sutilmente el resultado y el sabor de la comida.
La novela de Esquivel no es la primera obra literaria que presenta esta idea fantasiosa. “Chocolat”, la novela de Joanne Harris que también es película, utiliza la misma idea a través de la elaboración de chocolates, los cuales tienen el poder de transformar la vida de los habitantes de un pueblo. La dueña de la chocolatería crea delicias con el poder de reflejar las emociones y deseos ocultos de cualquier persona que los consuma.
Ambas novelas reflejan el amor que tenemos algunas personas por cocinar y cómo esto se refleja en los platillos que preparamos. Siempre voy a insistir que cocinar es el sexto lenguaje del amor.
Quiero compartir mi receta favorita de la historia de Esquivel, aquella que Tita se ve obligada a preparar con los pétalos de las rosas que Pedro le lleva un día. Me parece una receta complicada de preparar, pero no dudo que el resultado sea espectacular.
Ingredientes:
Para la salsa de pétalos de rosa:
10-12 castañas frescas
2 cucharadas de mantequilla
4 dientes de ajo, pelados y cortados en rodajas finas
1 cucharadita de semillas de anís
10 rosas comestibles, con las flores ligeramente abiertas, solo los pétalos
2 ciruelas peladas, sin semillas y picadas
1 taza de caldo de pollo
2 cucharadas de miel de buena calidad
Sal marina y pimienta negra recién molida, al gusto
1/4 cucharadita de pimienta blanca recién molida
Para las codornices:
8 codornices frescas, limpias, desgrasadas y enjuagadas
1/2 cucharadita de sal marina
Pimienta recién molida, al gusto
8 dientes de ajo pelados
1 cebolla blanca pequeña, pelada y cortada en octavos
Preparación:
Con un cuchillo afilado, hacer una hendidura con una "X" en la parte plana de las castañas. Asarlas en el horno a 190°C durante aproximadamente 15 minutos.
Utilizando una cacerola grande, llevar a ebullición un litro de agua e incorporar las castañas. Hervir, sin tapar, durante unos 20 minutos y colar. Dejar enfriar.
Cuando estén lo suficientemente frías como para que puedas manipularlas, pelar la cáscara y eliminar la piel fina, que parece un papel, de la castaña. Reservarlas para más tarde.
Derretir la mantequilla en una sartén, y utilizarla para saltear el ajo y las semillas de anís hasta que estén ligeramente dorados. Añadir los pétalos de rosa y la ciruela picada, y continuar salteando durante un minuto o dos.
Colar el puré en la sartén con los demás ingredientes y llevar todo a ebullición. Bajar el fuego y cocinar la salsa de pétalos de rosa a fuego lento durante 10-12 minutos, revolviendo constantemente.
Para preparar las codornices, sazonarlas con la sal y la pimienta, y rellenar cada una con una rodaja de cebolla y un diente de ajo. Atar las patas con una cuerda.
Sofreír las codornices en la mantequilla hasta que estén doradas, y luego llevarlas al horno durante unos 15 minutos a 200°C.
Volver a calentar la salsa y añadir las codornices, asegurándose de que están completamente cubiertas. Cocinar revolviendo durante unos tres minutos. Servir dos codornices por persona, con un simple arroz blanco para absorber la salsa fragante.
La salsa de pétalos de rosa va muy bien con gallina e incluso con pollo. Solo tienes que preparar la gallina o el pollo con el método que prefieras; la forma más sencilla es hervirlos con sal y pimienta recién molida.
Tips:
Si el arroz queda demasiado salado, añádele unas gotitas de limón. Te prometo que funciona y no, el arroz no te sabrá a limón.
Mis recetarios favoritos son los de Alison Roman. Me encantan sus recetas y su estilo de escritura. Te recomiendo que veas y hagas la pasta que prepara en este video.
Cosas que igual no necesitas pero vas a querer comprar:
Definitivamente no necesito la cafetera italiana de la colaboración de Bialetti con Dolce & Gabbana, pero la quiero.
Tengo suficientes tazas, pero esta con agarradera de pretzel quedaría perfecta en mi colección.
Lo que sí necesito es la Ninja que hace nieves. Mi amiga Goly se acaba de comprar la suya y la consistencia con la que quedan las nieves me impresionó. Aunque es un electrodoméstico que solo usaría la mitad del año, no puedo dejar de pensar que quiero una.